martes, 1 de noviembre de 2011

KIRCHNER, EL PINTOR ALEMAN

Muchos creen que el apellido Kirchner ( "sacristán" en alemán) comienza y termina con el ex-presidente argentino. Hubo Kirchner en el mundo en innumerables disciplinas. Hubo un atleta, una disidente antinazi, Johanna, que terminó decapitada y un General germano, que prestó servicios de lealtad al regimen nacionalsocialista.

Hoy nos ocupamos de uno de ellos, del pintor ERNST LUDWIG KIRCHNER ( 1880-1938), que fue la personalidad dominante de la comunidad artística alemana llamada "Del Puente", la que motorizó lo que se dió en llamar en la etapa previa a la Primera Guerra Mundial "el expresionismo pictórico". Una versiòn indica que Kirchner promovió que otros artistas progresaran en un estilo, se aprovecharon de sus ideas e hicieron buenos negocios. Nacido en una "buena familia, acomodada", con un padre ingeniero en una fábrica de papel.  Ernst siguió cursos de composiciòn y Dibujo de desnudos en talleres de artistas de Munich y admiró en su juventud toda la obra de Van Gogh. Eso se advierte en varios de sus cuadros donde aparecen jarrones con girasoles, las pinceladas dinámicas y cortas, una renuncia total a los matices. El influjo de los "fauvistas" y, en especial de Georges Braque se hizo patente en la primera exposiciòn de los expresionistas, en 1908.

En 1903 ya habìa descubierto el arte de Africa y Oceanìa que influirían tanto en Picasso como en Gauguin. Su estudio profesional  tenía una decoración exótica , donde se encuentraban animales y paisajes extraños a la vida alemana. Exposiciones presentadas poco antes de la Primera Guerra lo consagran.

 Pero todo su grupo padecerá, por su intenso patriotismo, los rigores y las peripecias del largo conflicto bélico que terminó con la vida de muchos pintores ligados a Kirchner, quien fue, por su lado, también un combatiente.






La guerra le produjo innumerables trastornos que lo obligaron a prolongadas internaciones en sanatorios. Padecía sìntomas de parálisis, manía persecutoria y neurosis de ansiedad y temía que lo volvieran a enrolar y lo enviaran otra vez a las trincheras. Nunca pudo recuperar su salud. A partir de 1933 el nazismo lo excluyó, integrándolo a la calificación de eso que el régimen llamaba "arte degenerado".  No se le perdonó ni aún pintando con pseudónimos. Se suicidò el 15 de junio de 1938.

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